EL
SABOR DE LA SALSA
El papel cooperativo de los
músicos, refleja las raíces africanas de la salsa por lo que lo más eficaz para
enganchar el ritmo, es escuchar la salsa como un conjunto en vez de instrumentos
aislados.
Uno de los progenitores de
la salsa es el Son Cubano, música de los trovadores,
que cantaban sobre cualquier cosa que capturara su imaginación: lo buena que
fue la cosecha, lo que tuvieron de cena aquella noche, etc. Se acostumbraban a improvisar
con la lírica y con la voz pero siempre siguiendo la clave de la canción. La
técnica de improvisación, llamada Soneo, es evidente ahora, y a ella se
debe la reputación de muchos artistas. Generalmente sabemos que estamos
escuchando salsa por la velocidad de la
música. Normalmente las canciones con un tiempo medio se consideran chachachá,
mientras que aquellas con un tiempo alto suelen ser clasificadas como salsa.
El estilo que se toca siguiendo
el viejo género, sin los instrumentos de metal, revela claramente sus raíces:
suaves ritmos africanos que se presentan en líneas de bajo y enmarcan líricas
que se cantan de forma cooperativa, donde el cantante principal es respondido
por otros cantantes de forma simultánea, o cantan piezas distintas de forma
alternativa y el conjunto se completa con diferentes melodías. Otra influencia
es el jazz, introducido en la salsa a través de los habitantes latinos de New
York, y de quien la salsa tomó las improvisaciones y los juegos melódicos entre
el piano y los instrumentos de metal.
Por lo tanto, la salsa le da sabor a la vida.
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