El tango es un género
musical y un baile social originado en Argentina, pero que sin lugar a dudas
posee influencias europeas y norteamericanas. Los estilos de tango que se desarrollan
varían de una región a otra, por lo que no se puede hablar de un tango
universal. Una de las características importantes de este baile tradicional, es
la improvisación en los movimientos, a pesar que existen parámetros básicos que
se deben seguir como la variación de los pies.
La riqueza del tango reside en el contraste; la interacción de los opuestos. Hay una permanente variación de ritmos lentos y ritmos rápidos; de movimientos lentos y fluidos y de vueltas cerradas; de movimientos de expansión y movimientos de contracción; de libertad y disciplina.
En un contraste, el tango es
único entre los bailes y de ahí la diferencia entre su sensualidad y la
precisión de su geometría. Sensualidad y geometría con frecuencia no se
conjugan en la estética. El poder creativo de este par de opuestos, la
vitalidad generada por su interacción, se ven en el tango como en ningún otro
baile. Se señala directamente que están siempre en el secreto corazón del tango: el
hombre y la mujer.
El hombre crea el tango
de su propia sensibilidad a la música y a su compañera, cada nueva pareja lo
crea desde sus comienzos, de acuerdo con el momento, el tono, la música y su
sentimiento interno del estado del corazón. Pero la misma razón por la que el
hombre crea el baile es para evocar la belleza, la gracia, y el espíritu
interno de la mujer, sin los cuales el tango es sólo geometría vacía. Él evoca
este espíritu femenino interno para su propio deleite, pero también para que la
mujer pueda disfrutar de su propia femineidad. Él crea la forma, y ella la
llena de belleza. Esto es la experiencia compartida del tango.
0 comentarios:
Publicar un comentario